Si ves fotos antiguas de tu familia, tal vez notes a personas fumando, vapeando o mascando tabaco. A lo mejor tus tíos o abuelos tenían un cigarro en la mano o detrás de la oreja. Para muchas familias, el tabaco era parte de la vida diaria. Pero ahora sabemos algo muy importante:
El tabaco no solo ocupa espacio también nos quita vida.
Fumar cuesta más que dinero. También daña nuestra salud, consume tiempo y complica nuestras vidas.
Aquí hay algunos datos:
Estos son costos muy altos que muchas familias latinas no pueden permitirse. Cada dólar que se gasta en cigarros es un dólar que no se invierte en la familia, en momentos divertidos o en cosas que nos ayudan a estar sanos. Cada cigarro quita tiempo que podrías pasar riendo con tus hijos, cocinando con tus padres o bailando en las fiestas familiares.
Fumar no es una señal de debilidad ni de fracaso. Es una adicción que empezó cuando aún no sabíamos lo dañina que era. Pero la buena noticia es que sí podemos cambiar.
Aquí hay formas en que puedes ayudar:
Juntos, podemos construir un futuro más saludable para nuestras familias y comunidades.
Tu familia merece pasar más tiempo contigo. Tu comunidad merece buena salud. Y tú mereces guardar tu dinero para crear recuerdos felices con las personas que amas.
Rompamos el ciclo juntos.